Con ciencia de mujeres. Lynn Margulis

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“La vida es una unión simbiótica y cooperativa que permite triunfar a los que se asocian”

 

Lynn Petra Alexander- Lynn Margulis – (Chicago, 1938- Massachusetts, 2011) fue una de las principales y más innovadoras figuras en el campo de la evolución biológica.

Una de sus principales aportaciones fue la Teoría de la Endosimbiosis Seriada (SET). Margulis propone esta teoría a mediados de los sesenta, a partir de trabajos de autores anteriores y de aportaciones propias.

Según esta teoría, la primera célula eucariota de la Tierra, de la que provenimos todos los animales y todas las plantas, se formó mediante la fusión de tres bacterias preexistentes. Dos iniciales aportaron un “andamiaje” de microtúbulos y algunas capacidades metabólicas. A ellas se les unió más tarde una tercera, dando lugar a las actuales mitocondrias.

Esta célula primigenia empezó a proliferar y alguna de sus descendientes se “tragó” a una  bacteria fotosintética, que habría originado los actuales cloroplastos.

Ya en el 2010, Lynn sugeriría el origen de los flagelos y cilios de los eucariontes a partir de la incorporación de una espiroqueta.

Lynn Margulis obtuvo reconocimiento internacional y recibió numerosos galardones, siendo nombrada doctora honoris causa en numerosas universidades de todo el planeta. Fue también miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y de la Academia Rusa de las Ciencias.

Sin embargo, inicialmente, en 1967, su teoría se consideró una absoluta herejía. Por entonces, las bacterias sólo eran apreciadas como potenciales productoras de enfermedades. Tras múltiples de intentos de publicar sus ideas en diversas revistas, la comunidad científica no comenzó a tomarla en serio hasta la década de los 80.

Y es que esta teoría supone un enfrentamiento a la doctrina oficial dominante desde hace cien años: la Teoría de la Síntesis Evolutiva, o neodarwinismo, que otorga al genoma el peso fundamental en la evolución. Según ésta, el origen principal de los cambios que conducen a la evolución son los errores producidos en la replicación de los genes. El genoma sería el director del proceso y los organismos se limitarían a seguir sus dictados. Para Margulis, por el contrario, son los organismos -los seres vivos- los que evolucionan y estampan el resultado de esa evolución en el genoma. Es decir, los organismos serían los verdaderos actores del proceso, y el genoma tan sólo un registro.

La bióloga acepta, por supuesto que las mutaciones genéticas heredables ocurren, y se expresan en la química del organismo. La diferencia principal entre ambos puntos de vista se basa en la importancia que tendría esa mutación aleatoria en la evolución. Margulis recuerda que las mutaciones, naturales o inducidas, nunca han desembocado en el surgimiento de nuevas especies, ni siquiera de nuevos tejidos, y que sus resultados son dañinos en un 99.9% de las ocasiones.

En síntesis: la fuente principal de variación hereditaria no es la mutación aleatoria, sino la adquisición de genomas. De conjuntos enteros de genes, e incluso de organismos completos con su propio genoma, asimilados e incorporados por otros.

Una buena parte de su teoría ha sido aceptada e incluso incorporada a los libros de texto. Sin embargo, ella misma denunciaba que la sociedad “científica respetable” anclada en el neodarwinismo, se ha limitado a incorporar la SET a su paradigma, sin otorgarle discusión, y sin considerar el impacto completo de la visión simbiótica de la evolución, de la idea de que especies nuevas aparecen a partir de fusiones simbióticas entre miembros de las antiguas.

En los años 60-70 ayudó a desarrollar a James Lovelock la «hipótesis Gaia«, otra contribución revolucionaria, en la que afirman que el planeta forma un sistema autorregulable, en el que sus organismos vivos e inertes mantiene las condiciones ambientales óptimas para la vida. Esta hipótesis ha sufrido posteriores reformulaciones por otros autores, algunos de los cuales siguen profundizando en ella.