El 1 de octubre de 1931, Clara Campoamor consigue que el Parlamento de la Segunda República apruebe el derecho a voto para las mujeres.
Otros países de nuestro entorno no lo lograrían hasta mucho después. Como Francia, en 1944, Italia en 1946 o Suiza en 1981.
En las Cortes, Clara Campoamor tuvo que enfrentarse a un conjunto de hombres, incluyendo a algunos de su propio partido, que no querían a las mujeres en sus instituciones.
Pero esta conquista la lograron muchas otras mujeres.
La pionera sufragista en España fue la escritora Carmen de Burgos, que promovió en 1906 la primera campaña por el voto femenino. El primer acto público fue en 1921 cuando las sufragistas españolas acudieron al Congreso y al Senado a presentar sus peticiones.
En las calles, en los años 30, la participación de las mujeres en las luchas obreras y campesinas que se producían era activísima: sufragistas, abolicionistas de la prostitución y de la pena de muerte, y en mo
vimientos por la paz o de renovación pedagógica.
El derecho al voto, como otros derechos, es el resultado de largas luchas llevados a cabo por muchas mujeres, resistentes y luchadoras que rechazaron ser tratadas como inferiores.