Comienza un nuevo curso con las prisas y cabos sueltos de todos los años respecto a la planificación prevista. Sin embargo, la evolución inesperada de la pandemia ha obligado a cambiar el rumbo que este enorme barco tenía trazado por el Consejo de Gobierno antes de las vacaciones, circunstancia que seguramente provocará desajustes importantes.
Finalmente, el Gobierno y las CCAA han apostado por iniciar el curso en todos los niveles de la educación en unas condiciones que hace unos meses nos parecerían inaceptables, como es que la media de contagios diarios en Aragón no baje de 300, con una tasa de transmisión diaria de 26 contagios por 100.000 habitantes.
En la UZ somos un colectivo de 40.000 personas, así que es muy fácil echar cuentas: la estadística nos asigna 10 contagios diarios. Sin embargo, se nos siguen aplicando unos protocolos de prevención en los que se afirma que no tenemos ningún riesgo, porque no estamos en contacto con el virus. Sin embargo, nos encontramos con informes de instituciones cercanas a la universidad -el CSIC- que señalan que «sin embargo, los jóvenes por encima de los 20 años tienen una propensión a infectarse similar a la de los adultos, una alta propensión a hacerlo de forma asintomática y más difícil de controlar, frecuentan clases con muchos participantes y alta probabilidad de contagio, y no causan problemas de conciliación familiar si frecuentan clases en remoto, aunque la disminución de los contactos sociales en una etapa de maduración importante puede tener un coste afectivo y psicológico. En este caso, la relación coste-beneficios parece sugerir que sería conveniente seguir con cursos universitarios no presenciales, que en el periodo del confinamiento han dado buenos resultados.»
Además de la responsabilidad de poner en marcha un curso universitario, tenemos la obligación de hacerlo de forma segura tanto para la Comunidad Universitaria, como para la sociedad aragonesa. Por eso, ante la evidencia de un riesgo cierto, queremos enfatizar la importancia de adoptar medidas de protección, como son:
Mantener una distancia de 1,5 metros en el aula y resto de instalaciones. Controlar el aforo del aula para que no incumpla la distancias, así como identificar a todos los que se encuentren presentes para futuros rastreos.
No puede haber excepciones a la distancia de 1,5 metros. En este sentido vamos a solicitar la anulación de la directriz Segunda. 2 párrafo dos, del Acuerdo del Consejo de Gobierno de 6 de julio que establece: «Excepcionalmente podrá flexibilizarse la regla anterior cuando sin superar el 50% de la capacidad del aula se pueda mantener la presencialidad de todo el grupo o subgrupo». Se refiere a que puede haber un grupo o subgrupo en un aula que no mantenga la distancia interpersonal de 1,5 algo que, en estos momentos, nos parece ilegal.
Utilizar adecuadamente las mascarillas y resto de equipos de protección individual. Desinfectar los equipos y aparatos que van a tocar varias personas.
Es obligatorio el uso de mascarillas higiénicas. En caso de que alguien no la lleve, puede solicitar una en la conserjería del Centro. Si alguien se niega a ponérsela sin causa justificada, debe abandonar la clase; si insiste en su actitud, hay que dejar de dar la clase y avisar al Coordinador COVID.
Respecto a la limpieza y desinfección del aula, no nos parece de recibo que no se cuente con el Servicio de Limpieza para esta tarea y hagan recaer este trabajo en el estudiantado, que paga su matrícula, y en el profesor, que tiene que hacer de limpiador, informático, policía y, además, dar clase. ¿Por qué no se ha reforzado el Servicio de Limpieza? Aproximadamente la mitad del personal de limpieza tiene contratos de media jornada y seguramente estarían encantados de convertirlos en jornadas completas.
Adaptar el puesto de trabajo para aquellas personas especialmente sensibles, mediante una modificación del POD que permita asignarles docencia teórica para impartirla on-line y con la asignación de mascarillas ffp2 para quien imparta docencia práctica. La Universidad no quiere adoptar estas medidas que vamos a trasladar a las Autoridades Laborales y de Salud Pública. Aproximadamente 468 personas con enfermedad cardiovascular -incluida hipertensión- enfermedad pulmonar crónica, diabetes, insuficiencia renal crónica, inmunodepresión, cáncer en fase de tratamiento activo, enfermedad hepática crónica severa, obesidad mórbida (IMC>40), embarazo y mayores de 60 años, han solicitado una adaptación, con muy escasos resultados, salvo en casos extraordinarios.
Conocer las normas y procedimientos, tanto de prevención como de actuación en el caso de encontrase en situaciones de riesgo. Nos referimos a los famosos Planes de Contingencia y al responsable Covid del Centro, a quien hay que notificar cualquier incidencia.
El Ministerio recomienda que la Universidad tenga un Plan de Contingencia en el que se detallen las medidas organizativas y de coordinación. Las Instrucciones del Rector encomiendan esta obligación a los Centros, dejando claro que este plan debe “aprobarse”, y debe “publicarse”. Además, el Ministerio establece que “cada centro dispondrá de un protocolo de limpieza, desinfección y ventilación, que responda a las características del mismo y a la intensidad de uso”.
Todavía hay Centros que no tienen su Plan de Contingencia aprobado ni, mucho menos, publicado en la web. El PAS de los Servicios Centrales no tiene Plan de Contingencia, a pesar de ser la mitad de toda la plantilla (Interfacultades, Paraninfo, ICE, CIU, Universa, SAD, UTCE, CIBA, Residencia de Profesores, Vicerrectorados de Huesca y Teruel).
Si no se ha elegido a otra persona, el Responsable COVID será el Decano/a, Director/a o el Administrador/a del Centro. A él se le notificará cualquier incidencia y se le solicitará la información que sea necesaria. El Responsable COVID de toda la UZ es el Jefe de la UPRL (jefeuprl@unizar.es)
Estas son las cuatro reglas básicas que deberían estar cubiertas al 100%, pero, lamentablemente, no lo están. Por este motivo, queremos ayudarte y que nos ayudes a conseguirlo, enviándonos un correo electrónico de notificación de deficiencias o incumplimientos de la normativa (somos@unizar.es). Con él, nosotros presentaremos las oportunas reclamaciones a la Universidad. Si, a pesar de su gravedad, no se corrigen, pasaremos a acciones ante las Autoridades Laborales y de Salud Pública.
Aquí os dejamos un cuestionario para que podáis contarnos vuestros problemas: https://bit.ly/2EanEIm. Asimismo si preferís el correo electrónico también podéis hacerlo a somos@unizar.es. Esperamos vuestras noticias.